Ragnarök: De Dioses, libros y preguntas.
El nombre de este espacio, como casi todo, no es casualidad. Más allá
del gusto personal por la mitología escandinava, hay un cuento de Jorge Luis
Borges que lleva ese título, uno de mis cuentos favoritos del hombre de los
laberintos y el infinito. El solo mencionar a Borges me obliga a ir mechando
ciertas cuestiones entre el desarrollo de esta suerte de reseña.
El cuento tiene lugar un sueño del narrador, en el cual se encuentra en
la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, al
atardecer. El entorno remite a un conocimiento académico, vinculado con saberes
modernos, pero con ciertas disciplinas como la literatura o las artes (esto se
trata de una apreciación personal, obviamente debatible) relacionadas con otros
componentes “menos conmensurables”, como las emociones. Borges explicita el carácter
onírico de la narración con elementos fuera de lo común, como hablar con una persona
fallecida años atrás o la brusca aparición de los antiguos dioses de la
humanidad, el núcleo del cuento.
“…Cuatro o cinco sujetos salieron
de la turba y ocuparon la tarima del Aula Magna. Todos aplaudimos, llorando;
eran los Dioses que volvían al cabo de un destierro de siglos…”.
El momento clave del cuento es cuando uno de estos Dioses, Borges no
lo identifica, emite un sonido extraño; a partir de ahí, se produce un cambio:
“…Siglos de vida fugitiva y feral
habían atrofiado en ellos lo humano; la luna del Islam y la cruz de Roma habían
sido implacables con esos prófugos. Frentes muy bajas, dentaduras amarillas,
bigotes ralos de mulato o de chino y belfos bestiales publicaban la degeneración
de la estirpe olímpica. Sus prendas no correspondían a una pobreza decorosa y
decente sino al lujo malevo de los garitos y los lupanares del Bajo…”
Los Dioses fueron reemplazados por las grandes religiones monoteístas como
el Cristianismo, el Islam o el Judaísmo; por la ciencia y su avance a pasos
agigantados (este cuento está en un libro publicado en 1960 pero, como todo clásico,
permite una infinidad de relecturas, saltándose la temporalidad del lector) o por
la falta de “fe” del humano posmoderno y fragmentario, cegado en la
individualidad, y aquí no solo entiendo por fe la creencia religiosa, sino el
creer en los grandes ideales como el progreso o la solidaridad. Estos Dioses,
caracterizados como “…taimados,
ignorantes y crueles como viejos animales de presa…”, acuden en este sueño
a tratar de recuperar lo que fue suyo en otra época: el ser humano.
El último párrafo es magistral, contiene el espíritu del propio
concepto de Ragnarok, pero con una vuelta de tuerca:
“…Sacamos los pesados revólveres (de
pronto hubo revólveres en el sueño) y alegremente dimos muerte a los Dioses…”
En la mitología escandinava, el Ragnarok es la batalla final, en la
cual incluso morirán los grandes Dioses del panteón nórdico, Odín, Freyr y
Thor. Pero de esta batalla final surgirá la renovación, emergerá un nuevo mundo
en el cual habrá paz y no existirá la maldad. Algo de eso hay en el cuento de
Borges, en el cual “alegremente” los Dioses son masacrados y la humanidad es
liberada del retorno de la divina tiranía.
Quizás en Borges hay una noción de reemplazo de la adoración a los
dioses por otro tipo de discursos como los que mencione anteriormente, quizás
no. Pero en mi opinión no creo que se
trate de un nihilismo irrevocable, sino la búsqueda del orden.
Pude ver y leer entrevistas en donde Borges habla sobre este tipo de
cuestiones, y el aspiraba a una totalidad, confusa, pero totalidad al fin, con
un centro, con un sentido último, sea este bueno o malo si es que lo podemos
definir así. Si bien soy de la idea de que el escritor no puede establecer un
sentido único para sus textos, coincido con Borges (¡qué atrevimiento!) en este aspecto, tanto para
dilemas sobre la existencia del universo, como para el análisis de literatura.
Por eso, en este espacio no va a ser necesario el entendimiento absoluto sobre
lo que tenga ganas de escribir; creo que es más interesante, y humanamente
posible, no entender todo. Acribillamos a los Dioses con las armas del conocimiento
científico ¿Pero por qué lo hacemos? ¿De dónde salen las armas que nos permiten
esas cosas? ¿A partir de ahora somos los nuevos Dioses?
Una respuesta posible es el entendimiento del cuento es la centralidad
del hombre, “Dios ha muerto” dijo Nietzsche, la razón mata a los dioses. Es
posible, pero no somos 100% razón, no creo que podamos conocerlo y entenderlo
todo. Son debates largos con ideas no muy procesadas, y que claramente no puedo
dar una respuesta.
En fin, esta es mi idea de Ragnarok, un lugar de constante
batallar, ideas y vueltas sobre lo que me apasiona, la literatura, para llegar
a nuevos mundos, no necesariamente perfectos, pero con más preguntas.
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