Chesil Beach - Ian McEwan

Chesil Beach 




Autor: Ian McEwan

Editorial La Página S.A., 2017
Año de publicación: 2008

Título original: On Chesil Beach

Idioma original: Inglés  

Traducción: Jaime Zulaika


Ya van dos novelas, y con esta tres, que al empezar a escribir pienso en una especie de prehistoria de la lectura del libro en cuestión como posible comienzo. Será la costumbre de leer textos críticos o escribir monografías para la facultad, donde la primera persona o, mejor dicho, la relación personal con el texto si no es relevante es cuanto menos egocéntrica. Sin embargo, la literatura en tanto arte hace que de alguna u otra manera no se pueda leer un texto sin la subjetividad de quien lo lee, y que las expectativas, contexto o ideología estén siempre presentes aunque se las quiera esconder, o al menos disimular.  
En este caso, la figura de McEwan y su reputación de gran escritor contemporáneo (ámbito que no suelo visitar tan seguido, aunque trato de hacerlo) me hicieron esperar algo del texto  que no estaba en el texto en sí. Subjetividad pura.
La novela se centra en la noche de bodas de Edward y Florence, y la circunstancia tan temida por ellos ,"jóvenes, instruidos y vírgenes", del primer encuentro sexual. Las idas y vueltas entre el pasado de los personajes y el presente en la habitación del hotel se dan de forma interesante y ágil, aunque una vez entendido como funciona este procedimiento por momentos se vuelve un tanto repetitivo y predecible.
Sea como fuere, el autor nos permite conocer la personalidad de ambos, y la diferencia social y cultural de los ámbitos de cada uno. El contraste entre el hogar de clase media baja de Edward, estudiante de historia, con su padre maestro y una madre que vive en un mundo propio a causa de un daño cerebral, y la adinerada familia de Florence, con sus padres profesores de Oxford  bastante lejanos a la pasión de su hija por el violín y la música clásica.  Mediante estos recuerdos insertados en la acción principal, los lectores somos testigos del progresivo (y lento) avance en la relación, con todos sus descubrimientos y promesas ante el futuro. 


El matrimonio supone en la visión de la época la consumación de una relación tanto en términos de un proyecto de vida como el acceso "permitido y productivo" a la sexualidad. Esta visión conservadora, principalmente de los padres y personajes mayores, está en consonancia con una generación muy apegada a la moral tradicional, además de tratarse de la  generación que vivió la Segunda Guerra Mundial, cuyo recuerdo aún está latente entre los políticos conservadores y los nostálgicos del pasado imperial británico. Por otro lado, está la nueva generación que empieza a cuestionar y despegarse de este tipo de imposiciones, aunque menos de lo que creen, sobre todo Edward con su prepotencia y sus profundas inseguridades. En este gris del escenario generacional se juegan el amor, el deseo, el autoconocimiento y la comunicación con los demás.
Las ataduras sociales, heredadas y arrastradas por años, forjan las concepciones de Edward y Florence sobre el sexo y el rol que adopta cada uno se manifiesta en la falta de comunicación, sobre todo en Florence, y su contrapunto interno entre la ausencia de deseo sexual y la obligación de complacer al marido. Si bien este último rol de la mujer choca con la imagen que tiene ella de otras jóvenes de su generación, con una moral sexual más "liberada", ambas posturas conllevan el mismo problema, una contraposición con lo que ella realmente quiere y las reacciones que le provoca el acto sexual. No solo se puede leer la novela como una crítica a la puritana moral de comienzos de los 60', sino ante toda imposición, aunque pueda ser vista como más progresista, que choque con el deseo personal. El diálogo en la playa funciona como punto donde todos los sobrentendidos y roles implícitos estallan, marcando a los protagonistas para el resto de sus vidas. 
Chesil Beach es una novela ágil, por momentos muy bien escrita (puede ser hasta un cliché, pero la escena en la playa con su diálogo si me gustó) y con un planteo interesante. Sería injusto decir que no disfrute de la lectura, pero es de esos libros que una vez leídos no dicen nada más. Una vez más, subjetividad pura.

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